
Hola a todos. Acabo de salir de un servicio dominical realmente conmovedor y siento una profunda satisfacción. El pastor Martin habló con gran ternura sobre el acto sagrado de la oración: no solo una rutina, sino una conversación profundamente personal y honesta con Dios. Nos recordó la belleza de presentarnos completamente, con todo y nuestras imperfecciones, ante Él.
El versículo que compartió, Salmos 139:23-24 ("Examíname, Dios, y conoce mi corazón..."), y el tierno consuelo del Salmos 42:5 ("¿Por qué te abates, alma mía?"), realmente resonaron en mí. Fue un dulce recordatorio de que en la oración encontramos un espacio seguro para ser completamente vulnerables y apaciguarnos, sabiendo que nos recibe un amor y una comprensión inquebrantables. Que su semana esté llena de su amor y la alegría de compartirlo. Amén.